El beneficio mayor de tomar lácteos es el calcio. Estos productos a base de leche cubren las necesidades de calcio, y por esta razón son buenos para el capital óseo del organismo.
Pero en estos últimos años, se les está atribuyendo otras muchas propiedades a los lácteos, como los efectos probióticos, la regulación del peso y la protección contra el riesgo de sufrir un cáncer de colon. Por lo tanto es lógico que los productos lácteos tienen un lugar especial en la alimentación diaria.
Al igual que para todos los alimentos, cuando se consume más de la cuenta, surge otra serie de problemas. Si se comen de más, no se suele comer otra cosa. Además, un alimento siempre tiene propiedades particulares. Si estas se presentan en exceso, pero también a la inversa, si son insuficientes, comienzan otro tipo de problemas.
Consumir grandes cantidades de leche expone el organismo a ciertos desarreglos, como el exceso de alcalinización, o si se consume mucho queso, los aportes elevados de grasa y sal pueden ser nefastos. De igual modo, muchos yogures a base de frutas aportan demasiado azúcar. Destaquemos igualmente que los productos lácteos no desnatados, los quesos y otros derivados contienen demasiada grasa, y eso a la largo es malo para el organismo.
Por lo tanto, un consumo moderado de productos lácteos es beneficioso, pero como todo en la vida, los excesos pueden pagarse caros.
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