El desayuno es la comida más importante del día, son los primeros alimentos que introducimos para poder desempeñar con eficacia nuestros quehaceres. Por ello, hay que darle la atención que se merece.
Nos aporta energías para afrontar la jornada, si desayunamos evitamos el consumo de alimentos ricos en calorías durante el resto del día, mejora tu estado de concentración y la productividad.
Para mantener buenos niveles de grasas, carbohidratos y proteínas tenemos que establecer buenas pautas para mantener una dieta equilibrada, distribuir bien los alimentos para todo el día es primordial.
Nuestro organismo asimila mejor los nutrientes de los alimentos si estos se reparten de manera consciente y equilibrada a lo largo del día, por ello, siempre se ha establecido que se deben hacer de 3 a 5 comidas concentrando en las primeras la mayor ingesta de alimentos.
Lo ideal es concentrar un 25% de los aportes calóricos en nuestro desayuno diario, estando compuesto de cereales, frutas, leche de soja o verduras.
La importancia del desayuno
Si no desayunamos correctamente los alimentos calóricos, llenos de carbohidratos y grasas nos atraerán más y será perjudicial para nuestro organismo.
Nuestro cerebro se ve atraído por los alimentos más grasos y con más calorías cuando no desayunamos. La ausencia de alimentos durante las primeras horas de la mañana aumenta el deseo de alimentos ricos en grasas saturadas y menos saludables.
Se han ido realizando muchos estudios alrededor del desayuno. Se demostró que las personas que desayunaban pasadas las horas de la mañana demostraban un apetito del 20% hacia alimentos menos calóricos en comparación a los que no habían desayunado.
Por ello, omitir el desayuno en nuestra dieta nos provoca un aumento de peso, ya que alimentamos el deseo de querer comer alimentos poco saludables, además, nos faltará la concentración y una bajada de productividad hasta la primera ingesta calórica.
El desayunar puede suponer mucho más que alimentarse y no tener que picotear hasta que llegue la hora de almorzar. Otro de los beneficios es que tener un buen desayuno puede permitirnos organizar nuestro día, hacerlo en compañía de nuestra familia y tener unos minutos de convivencia.
Por esa razón, puede verse que existe una relación entre el desorden alimentario y los niveles de estrés o ansiedad.