Todo el mundo sufre estrés en algún punto de su vida, pues no hay vacuna que te libre de él. Sin embargo, sí que podemos aprender a controlarlo antes de que se convierta en un tsunami que lo arrase todo.
La próxima vez que lo experimentes, pon en práctica estos 5 pasos enfocados a la forma en que nos relacionamos con nosotros mismos y nuestros sentimientos.
Acepta la sensación de estrés cuando se presente, ya que tratar de negarlo o resistirse a él sólo contribuye a agravar el dolor.
Determina qué parte o partes del cuerpo están reaccionando ante el estrés. Lo más habitual es una sensación de opresión en el pecho y un latido cardíaco acelerado. Escanear de manera rápida tu cuerpo te permite mantenerte centrado en el aquí y el ahora.
El tercer paso para detener la espiral es tomarse unos segundos para concentrarse únicamente en la respiración. De esta manera, se evita que la energía vital se escape, lo que nos hace sentir más tranquilos y en posesión del poder.
El estrés es una mezcla de sentimientos que incluye la ira, la tristeza, el sentimiento de culpa y la ira. Mira hacia tu interior e identifica cada sentimiento y su causa. Cuánto mejor conoces a tu enemigo, más fácil resulta luchar contra él, así que curiosea y explora en tu mente.
No seas demasiado duro contigo mismo. Cuando una persona está estresada, tiende a buscar razones para culparse a sí mismo, pero en esos momentos es más importante que nunca practicar la autocompasión. Trátate con amabilidad, como si fueras tu mejor amigo.
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