El cuerpo necesita carbohidratos para fabricar energía, pero muchas personas apuestan por el tipo erróneo: los simples. Los carbohidratos complejos son los que debes asegurarte de consumir regularmente.
Este grupo alimentario incluye comidas como los frijoles, las lentejas, la quinoa, el arroz integral y los productos de grano entero (pasta, panes…). Las siguientes son otras cosas que debes conocer sobre ellos:
Son los carbohidratos «buenos»
Los carbohidratos complejos se consideran «buenos» debido que están compuestos por una cadena de azúcares más larga. Eso hace que el cuerpo necesite más tiempo para descomponerlos. Generalmente, su carga glucémica es menor, lo que significa que van liberando pequeñas cargas de azúcar a un ritmo más constante, y durante más tiempo. Los carbohidratos simples, en cambio, provocan perjudiciales picos y caídas de azúcar.
Suelen tener más nutrientes
Los alimentos con carbohidratos complejos suelen tener más vitaminas, fibra y minerales que los alimentos con carbohidratos simples. Los granos enteros, por ejemplo, proporcionan más nutrientes que los granos procesados. Por esta razón, se recomienda que al menos la mitad de los cereales de la dieta sean de grano entero, como los pans y pastas integrales.
Reducen el riesgo de obesidad
Existen pruebas de que las personas que consumen granos enteros muestran un menor riesgo de obesidad. Disfrutar de al menos tres porciones de granos enteros al día también reduce el riesgo de diabetes, estreñimiento, colesterol, enfermedad cardíaca, accidentes cerebrovascular y cánceres digestivos y hormonales.
Las etiquetas son tus aliadas
Es importante comprobar las etiquetas de alimentos como panes y pastas a la búsqueda de granos enteros y menos fuentes de azúcar. Echa un vistazo a la lista de ingredientes para saber exactamente que estás proporciondándole a tu cuerpo. Si el primer ingrediente es harina de trigo integral o harina de avena integral, es probable que el producto sea un carbohidrato complejo.