Cerca del 80% de las mujeres cuidan su peso y vigilan atentamente su alimentación, y según ciertos estudios, dos tercios de las mujeres desearían perder peso. Los hombres también se ven afectados pero en proporciones menores de aproximadamente uno de cada tres.
Régimen alimenticio
A pesar de todas las informaciones que se creen conocer en el campo de los regímenes, muchas personas encuentran dificultades a la hora de perder peso cuando presentan una sobrecarga ponderal. La mayoría de las personas todavía no se ha dado cuenta que para efectuar un régimen eficaz es necesario comer sanamente y adoptar buenos hábitos alimenticios que más tarde habrá que conservar a lo largo de toda la vida. Para alimentarse correctamente, las comidas deben ser variadas y las proporciones de los alimentos equilibrados.
Se considera que el 70% de las personas que comienzan un régimen consiguen perder peso durante varios meses, e incluso algo más de tiempo. En cualquier caso, de 8 a 9 personas de cada 10 vuelven a retomar los kilos rápidamente que se han perdido en pocos meses o años, a veces incluso antes, y para otros, el final de los kilos de más puede llegar a su fin.
Variar los alimentos, hacer auténticas comidas, sin saltarse ninguna, y practicar una actividad física frecuente permite ofrecer auténticas ventajas para perder peso y sobre todo para no recuperar los kilos perdidos.
Buenos hábitos alimenticios
Alimentarse bien es la condición indispensable para comenzar un buen régimen. Por lo tanto conviene adquirir un buen equilibro alimenticio y respetar las bases fundamentales de la nutrición. Alimentarse correctamente, es ante todo consumir la mayoría de los alimentos. Con el fin de no recuperar los kilos perdidos, es necesario modificar definitivamente los buenos hábitos alimenticios.
Las personas tensas, diabéticas, alérgicas y asmáticas, por ejemplo, afectados por una enfermedad crónica pueden tomar tratamientos durante años, e incluso algunos durante toda su vida. De la misma forma, comenzar un régimen pasa necesariamente por adquirir nuevas bases dietéticas que luego habrá que mantener a lo largo de toda la vida, con el fin de evitar que se recuperen los kilos perdidos, entrando así en un círculo infernal de los regímenes yoyo. Por otro lado, el cambio de los malos hábitos alimenticios debe ser definitivo.