Una tasa de transaminasas alta indica, en la mayoría de los casos, una enfermedad o lesiones en el hígado. Por consiguiente, la posibilidad de bajar esta tasa a través de la alimentación o el uso de remedios naturales depende completamente de la causa de este síntoma. Si se tiene una tasa de transaminasas alta, se debe acudir al médico para determinar la causa.
Si se sufre una cirrosis de hígado, una hepatitis, una mononucleosis, isquemia en el hígado, muerte de tejidos hepáticos, tumor o cáncer de hígado, conviene saber que se necesita un tratamiento médico específico. También es bueno saber que en el caso de afecciones como la cirrosis, la enfermedad es crónica, es decir que no tiene remedio. Cambiar el modo de vida puede sin embargo permitir a la enfermedad evolucionar más lentamente.
Por el contrario, si la tasa de transaminasas sube por razón de una inflamación del hígado, de un hígado graso, del consumo de drogas o sustancias tóxicas, o una enfermedad aguda, cambiar radicalmente el modo de vida es fundamental para reducir esta tasa y estar en buena salud.
Para bajar la tasa de transaminasas, es importante efectuar cambios en la alimentación. Para ello recomendamos un régimen alimenticio bajo en grasas y sin alimentos fritos, empanados o procedentes de la restauración rápida. El consumo de carnes y de charcutería también se debe limitar y reemplazarlo por carnes magras.
La repostería, el azúcar refinado también están prohibidos, porque son ricos en grasa sin azúcar, lo que daña al hígado. Si se sufre una enfermedad hepática, el alcohol está prohibido porque es nocivo para el hígado. Se recomienda beber al menos 2 litros de agua al día para ayudar al cuerpo a eliminar la grasa.
Llevar una alimentación equilibrada rica en verduras, en carnes magras y en frutas permite a los pacientes con una tasa de transaminasas alta observar cambios rápidamente. Se recomienda, en caso de obesidad y de hígado graso, consultar con un nutricionista para comenzar un régimen que favorezca la eliminación de grasas alimenticias y la pérdida de peso.
Si se tiene un modo de vida sedentario y una mala alimentación, recomendamos efectuar cambios necesarios. Hacer ejercicio al menos tres veces a la semana puede representar un gran cambio en la vida. Esto facilita la eliminación de grasas y ayuda al hígado a mantenerse saludable. Se puede comenzar caminando 30 minutos al día, incluso en los casos de obesidad, se recomienda efectuar ejercicios físicos que favorezcan la pérdida de peso.