La hipertensión arterial se caracteriza por una fuerte presión de la sangre sobre las paredes de las arterias. La hipertensión representa un factor de riesgo para la salud y puede provocar complicaciones cardiacas, neurológicas y renales importantes. Sin embargo, es posible proteger la salud de la hipertensión, adoptando medidas sencillas.
Controlar regularmente la tensión arterial es importante para vigilar la hipertensión y tomar las medidas útiles antes de hacer que esta baje en caso de necesidad.
Limitar el consumo de sal
Consumimos demasiada sal. Mientras que el aporte diario recomendado para un adulto es de 6 gramos, normalmente consumimos de media 9 gramos al día. El exceso de sal favorece el aumento de la presión arterial, por lo tanto conviene limitar su aporte. Lo ideal es no abusar de charcuterías, ni de quesos, ni de platos cocinados que normalmente traen un exceso de sal.
Para realzar el sabor de los platos sin sobrecargarlos de sal, se pueden reemplazar por especias y hierbas aromáticas. También conviene dejar de lado los aperitivos demasiado salados como las patatas chips, los cacahuetes, las galletitas, y reemplazarlos por frutas y verduras. Finalmente conviene decantarse por un agua pobre en sodio.
Suprimir los excitantes
Suprimir el alcohol permite reducir significativamente los riesgos de hipertensión arterial. En efecto existe una correlación importante entre consumo de alcohol e hipertensión. Cuanto mayor es el consumo de alcohol, más sube la tensión. Al revés, en cuanto el consumo de alcohol disminuye, la tensión arterial baja simultáneamente. También se debe evitar el tabaco, puesto que la nicotina provoca un efecto de estrechamiento de las arterias por presión.
Evitar el estrés con el deporte
El estrés también es responsable de la hipertensión. Está demostrado que practicar un deporte con frecuencia permite prevenir la hipertensión arterial. Más vale practicar un deporte de intensidad baja como puede ser la caminata, la bicicleta, o la natación.
Además, la práctica de un deporte permite obtener o mantener un peso razonable, puesto que el sobrepeso favorece la hipertensión. No cabe duda de que una buena higiene de vida permite preservar la hipertensión de forma habitual.