El ajo es un alimento que proporciona muchos beneficios en el cuerpo, siendo un potente antioxidante y un excelente antibiótico natural. Pero al igual que con muchos otros ingredientes, para que sus efectos sean positivos para la salud, el ajo se debe comer crudo, para que el componente antioxidante principal permanezca intacto.
El ajo crudo tiene un gusto ligeramente picante, que puede ser muy incómodo para algunos. Pero, además, en función de cómo se consuma, provoca un aliento fuerte.
Hay varias alternativas que se pueden usar para controlar estos factores. La primera es tomar un diente de ajo, pelado, cortado por la mitad, y tragarlo con agua, como si fuera una píldora, sin masticar. De esta manera, se evita el sabor y el mal aliento que suele producirse al masticarlo.
Otra alternativa a la hora de comer ajo crudo y disfrutar de sus propiedades, es consumir platos con ingredientes crudos. Un buen ejemplo es el alioli, la salsa al pesto o la deliciosa e intensa salsa de ajo.
También se puede agregar ajo crudo a las ensaladas. Cortar un diente de ajo en tiras muy finas o cortarlas en cubos pequeños y añadirlo a la ensalada de atún o de tomate y mozzarella, sabiendo que los productos lácteos reducen la intensidad de su sabor picante.
Si no tienes tiempo para preparar estas recetas y quieres comer ajo crudo directamente, puedes cortarlo en pequeños cubos o tiras finas y añadirle un poco de perejil, que gracias a su contenido en clorofila ayuda a reducir su intenso sabor.
Para evitar el mal aliento se puede tomar un vaso de leche o un yogur… Recuerda que después de comer ajo crudo, te debes lavar los dientes usando hilo dental, un cepillo de dientes y enjuague bucal.