El uso de cremas y tratamientos puede ser un excelente complemento, pero es importante tener claro que la consecución de una piel más tersa y luminosa comienza por la dieta.
Ser compasivos con el sistema digestivo tiene efectos beneficiosos sobre el cutis, permitiéndonos reducir la cantidad de productos necesarios para la piel, algunos de los cuales podrían estar perjudicándola con sus ingredientes tóxicos.
La piel es el primer lugar donde se notan los desequilibrios intestinales, dado que los nutrientes van primero a los órganos más importantes. Si sigues estos sencillos consejos, mantendrás a raya más fácilmente las arrugas, las manchas y la sequedad de la piel.
Llevar una dieta rica en antioxidantes es fundamental. Incluye en tu alimentación verduras de hoja verde y bayas para ayudar a tu cuerpo a combatir los radicales libres, responsables del daño celular.
Prioriza el consumo de alimentos no procesados. Aquellos en los que hay un alto nivel de intervención humana son inflamatorios. Y recordemos que la inflamación es el enemigo número uno de la piel. Apuesta por tanto por alimentos frescos, ricos en antioxidantes, los cuales también ayudan a estimular nuestra barrera de fotoprotección natural.
Mantenerse hidratado debe ser una de las obsesiones de todas las personas, especialmente de las que desean conseguir una piel más tersa y luminosa. El papel protagonista del H2O en el mantenimiento de la piel está fuera de toda duda.
Los alimentos fermentados son ricos en nutrientes biodisponibles. Esto significa que son más fáciles de absorber, y la piel se encuentra entre los órganos que más partido saca de ello, ya que dichos nutrientes alimentan la piel desde el interior. Considera incluir chucrut, kéfir, kimchi o miso en tu dieta para iluminar tu rostro y aumentar tu belleza.