El Botox ha revolucionado la medicina estética debido a su capacidad para suavizar las arrugas del rostro, permitiendo que las personas que se someten a un tratamiento puedan lucir más jóvenes, pero el Botox tiene otras aplicaciones menos conocidas, los cuales quizá te sorprendan. En Rusia, se utilizó con éxito en un ensayo clínico para regular los latidos del corazón en personas con fibrilación auricular, una condición muy común que puede provocar insfuciencias cardíacas, coágulos sanguíneos y derrames cerebrales.
El Botox mejoró o curó la depresión de alrededor de un tercio de los pacientes que participaron en un ensayo realizado en Estados Unidos, el cual consistía básicamente en inyectar este medicamento en el entrecejo de los pacientes. La idea surgió a partir de una afirmación de Charles Darwin, que dijo que la expresión facial podía influir en el estado de ánimo de una persona.
Las personas con migraña son otro grupo de población que podría beneficiarse mucho de la existencia del Botox. Una investigación concluyó que, cuando se inyecta alrededor de la cabeza y el cuello, el Botox puede tratar el dolor de cabeza, las náuseas y los vómitos que provoca la migraña.
En Estados Unidos, el Botox se utiliza desde 2013 en pacientes con incontinencia urinaria que no han respondido bien a los medicamentos, aunque presenta efectos secundarios como la incapacidad para vaciar la vejiga por completo, lo que requiere autocateterización y una mayor incidencia de infecciones del tracto urinario. Actualmente, se están llevando a cabo investigaciones para que las inyecciones sean más eficientes (es decir, que los pacientes puedan aguantar más entre inyección e inyección), así como reducir el riesgo de efectos secundarios.
La psoriasis mejora con Botox, según una investigación de la Universidad de Minnesota. Este problema de la piel es crónico y se caracteriza por unos parches, llamados placas, que se pueden formar en codos, cueros cabelludo, manos y pies. Los resultados preliminares han sido buenos, pero todavía se requiere de más investigación, ya que aparecen efectos secundarios que van desde una simple picazón en el área inyectada hasta dificultades para tragar y respirar.