La digestión de los alimentos pasa por un proceso de fermentación bacteriano. En ciertos casos, la producción de gas es más importante y las consecuencias son evidentes: flatulencias e hinchazón. ¿Cómo evitar estos inconvenientes producidos durante la digestión?
Es al final de la digestión cuando los alimentos llegan al intestino grueso, el colon, y los gases se forman como consecuencia de un proceso natural de fermentación bacteriano. La acumulación de estos gases intestinales puede provocar la hinchazón y las flatulencias.
Ciertos alimentos producen más gases que otros. Es el caso de los alimentos que contienen azúcar, hidratos de carbono y fibras alimenticias. Los productos lácteos consumidos en grandes cantidades y en un corto período de tiempo pueden conllevar una producción más importante de gas y provocar las flatulencias.
Por el contrario conviene saber que una persona que no ha comido productos lácteos durante un largo período de tiempo, o por una intolerancia a la lactosa, puede manifestar estos mismos efectos de hinchazón una vez que vuelve a consumir productos lácteos.
Una comida copiosa y grasa es difícil de digerir, y puede provocar molestias a nivel del intestino, porque el trabajo del intestino se ralentiza.
En caso de estreñimiento, los alimentos acumulados en el intestino grueso aumentan el proceso de fermentación y por lo tanto la producción de gases. La aerofagia es igualmente una fuente de flatulencia.
No existe tratamiento milagro, pero se puede intentar controlar los síntomas de un vientre hinchado por culpa de una mala digestión de los alimentos. Unos cuantos consejos muy sencillos nos ayudarán a mejorar el problema de la hinchazón del vientre.
- Comer menos grasa y menos abundantemente.
- Comer en varios momentos repartidos a lo largo del día.
- Masticar bien la comida.
- Evitar las bebidas con gas.
- Cocer más tiempo las legumbres.
- Caminar después de cada comida.
- Beber infusiones después de cada comida.
Más información – Fibra dietética y salud intestinal