La sandía es uno de los alimentos más refrescantes que la naturaleza pone a nuestro alcance de cara a combatir el calor del verano. Además, aporta vitaminas A y C, potasio, fibra y licopeno, un anitoxidante que le transfiere su característico color rojo.
Se trata de un postre nutritivo, muy dulce (siempre que no esté ni muy verde ni muy madura) y mucho más versátil de lo que algunos creen. Aquí te ofrecemos otras formas de comer sandía para que saques el máximo partido de su sabor y versatilidad.
Si te gusta el gazpacho no puedes dejar de añadirle unos cuantos dados de sandía (sin semillas) junto a los tomates, el pepino, el pimiento, la cebolla, el aceite, el vinagre, la sal y las especias que más te gusten. No olvides colar la mezcla y refrigerarla antes de beberla.
La sandía también encaja perfectamente como ingrediente de una ensalada. Las combinaciones son casi infinitas, pero esta receta nos parece una de las más deliciosas: sandía, cebolla, pepino, menta, anacardos, aceite de oliva, zumo de limón, sal y queso de cabra para el topping.
Y para terminar, un refresco de sandía y menta. Se necesitan cuatro tazas de sandía cortada en dados, seis ramitas de menta y dos litros de agua, todo dentro de una jarra. Se introduce en el frigorífico tal cual y se deja hasta que los ingredientes se fundan. A continuación, se remueve bien y se cuela, desechando los sólidos. A la hora de servir, añadimos dados de sandía y ramitas de menta al vaso, así como una buena cantidad de hielo.
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