Muchas personas piensan que cuanto más días seguidos se entrena, mejor. Se equivocan. Si no te aseguras de alternar los entrenamientos con días de descanso, se pone en riesgo la salud.
Además, aunque parezca contradictorio, los objetivos tardan más en alcanzarse. Estas son las cinco consecuencias físicas y mentales del sobreentrenamiento:
Los músculos se fatigan más rápidamente y el rendimiento se resiente. Esto se debe al agotamiento de las reservas de glucógeno –la fuente de energía del cuerpo– y la falta de tiempo para que se recuperen y regeneren.
Aumenta el riesgo de contraer enfermedades. El sobreentrenamiento eleva los niveles de corticosteroides (hormonas del estrés), una situación que no sólo deprime el sistema inmunológico, sino que también promueve la retención de grasa en el vientre.
El corazón puede debilitarse cuando se le fuerza más de la cuenta. Tanto la frecuencia cardíaca en reposo como la submáxima se incrementan. Ofrece un respiro a tu corazón por el bien de tu salud.
Se pierde masa muscular. Sin días de descanso, se produce justo el efecto contrario del deseado. Si quieres que tus músculos crezcan, proporciónales tiempo para recuperarse.
Aparece el agotamiento físico y mental. Los pequeños desgarros en los músculos no se pueden curar, causando inflamación, hinchazón e irritabilidad. Y la disminución de energía conduce a la falta de motivación, la depresión y la irascibilidad.