¿Combinas el running con una dieta saludable y aún así no consigues estar lo delgado que te gustaría? Si el running no te hace perder peso, no te desanimes.
Realizando pequeños ajustes a tu entrenamiento, como los que te proponemos a continuación, verás cómo la grasa comienza a esfumarse.
Alarga tu entrenamiento
Si sales a correr de manera regular, pero después no ves ese esfuerzo reflejado en la báscula, puede deberse a que tu entrenamiento es demasiado corto y no quemas las calorías suficientes para que se produzca una disminución de la grasa corporal. Si crees que este puede ser el problema, la solución es tan sencilla como añadir 10 minutos extra a tu entrenamiento la próxima vez que salgas a correr. Mantén ese nuevo hábito durante una semana y, si ese era el obstáculo, al pesarte otra vez deberías notar un cambio favorable.
Sube las rodillas
Este consejo va dirigido especialmente a las personas que tienen acumulaciones de grasa resistentes en el abdomen. Para deshacerlas mientras practicas el running es fundamental que subas bien las rodillas. No es necesario que lo hagas durante todo el entrenamiento, pero sí en intervalos de al menos 1 minuto. Para que sea más eficaz, concéntrate más en los músculos del vientre que en los de las piernas. Se trata de un método infalible tanto para aplanar el vientre como para tonificarlo en el caso de que ya lo tengamos liso.
Practica entrenamiento de fuerza
Incluir el levantamiento de peso en la rutina es lo primero que debes probar si sientes que tu peso se ha quedado estancado con el running. Te ayudará a quemar mas calorías y conseguir ese look esbelto. Además, acelerará tu metabolismo, haciendo que sigas deshaciéndote de los kilos de más incluso cuando no estés haciendo ejercicio. Muchos expertos creen que una rutina de levantamiento de peso simple de 30 minutos dos o tres veces por semana es más eficaz que correr durante más tiempo o hacerlo a mayor velocidad.