Qué saber sobre la retatrutida para perder peso

  • Retatrutida es un agonista triple (GLP‑1, GIP y glucagĂłn) con pĂ©rdidas de peso de hasta el 24% en 48 semanas y amplias mejoras metabĂłlicas.
  • La dosificaciĂłn escalonada (inicio 2 mg/semana) mejora la tolerancia; los efectos GI son los más frecuentes y dependen de la dosis.
  • AĂşn no está aprobada; las estimaciones pĂşblicas sitĂşan su posible llegada entre finales de 2025 y 2027, tras Fase 3.
  • Comparativamente, apunta a más eficacia que semaglutida y tirzepatida, aunque faltan ensayos directos y datos a largo plazo.

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Si has oído hablar de la retatrutida y te preguntas si realmente sirve para perder peso, aquí tienes la guía más completa para ponerte al día. Este fármaco experimental de Eli Lilly está en el foco por su potente acción sobre tres vías hormonales del apetito y el metabolismo, y por datos de ensayos que marcan diferencias con los medicamentos actuales. En las próximas líneas te contamos qué es, cómo funciona, qué resultados ha mostrado y qué debes tener en cuenta antes de ilusionarte demasiado. Encontrarás, además, comparativas con semaglutida y tirzepatida y una explicación clara de su estado regulatorio. Todo, con un enfoque práctico y en un español de aquí, para que no te pierdas ni un detalle.

Antes de nada, conviene dejar claro el punto de partida: la retatrutida aún no está aprobada por las agencias reguladoras y solo puede utilizarse en ensayos clínicos. Aun así, los datos publicados y comunicados en congresos son llamativos, con pérdidas de peso que se acercan al 24% en menos de un año en adultos con obesidad sin diabetes. Este potencial se explica por su mecanismo de acción “triple” y por efectos metabólicos adicionales que van más allá de la báscula. En cualquier caso, hablamos de un tratamiento potente que exige supervisión médica y estrategia de dosificación gradual para mejorar la tolerancia, porque los efectos adversos gastrointestinales existen y dependen de la dosis, aunque la mayoría sean de intensidad leve o moderada.

Qué es la retatrutida y cómo actúa

La retatrutida (LY-3437943) es un agonista “triple” diseñado para activar simultáneamente los receptores de GLP-1, GIP y glucagón. Esta combinación no es casual: imitar estas hormonas intestinales y pancreáticas busca reducir el apetito, ralentizar el vaciado gástrico y aumentar el gasto energético, un triple impacto que puede traducirse en más kilos perdidos y un perfil cardiometabólico más sano. Desarrollada por Eli Lilly, la molécula intenta aprovechar lo mejor de tres mundos que ya conocemos por separado con fármacos de una o dos dianas.

La lógica fisiológica es sólida. Los análogos de GLP-1 regulan el azúcar en sangre y promueven saciedad; el agonismo de GIP parece añadir una pieza metabólica adicional; y el estímulo del receptor de glucagón puede favorecer la termogénesis y la movilización de sustratos. Juntos, estos efectos buscan comer menos, tener menos hambre y “gastar” más. No extraña, por tanto, que los estudios de Fase 2 hayan dado titulares.

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En un ensayo de Fase 2 en adultos con obesidad o sobrepeso sin diabetes, la dosis más alta evaluada (12 mg) logró una pérdida de peso media cercana al 24% a las 48 semanas. La magnitud y el ritmo sorprendieron incluso a los investigadores, que señalaron que muchos participantes ni siquiera habían alcanzado una meseta de peso al cierre del estudio, lo que sugiere que el techo de eficacia podría estar un poco más arriba con más tiempo de tratamiento.

Además de los kilos, hubo un impacto notable en marcadores cardiometabólicos: se comunicó una reducción de triglicéridos de hasta un 40%, bajada de apoC‑III alrededor del 38%, descenso de la grasa hepática, mejoría de la presión arterial y señales de mayor sensibilidad a la insulina. En algunos análisis, las mujeres alcanzaron descensos de peso de hasta el 29%, una cifra llamativa que refuerza la idea de que la triple acción podría ofrecer un plus en determinados perfiles.

Los datos no se limitan a personas sin diabetes. En un estudio en pacientes con diabetes tipo 2, los participantes tratados con retatrutida perdieron en torno al 17% del peso corporal en nueve meses, y aproximadamente un tercio normalizó la glucemia durante el tratamiento. Este punto es relevante porque en diabetes tipo 2 suele ser más difícil lograr reducciones de peso del mismo calibre. En el grupo placebo, por cierto, la pérdida fue de alrededor del 2,1%, lo que subraya la diferencia entre intervención activa y control.

Por último, merece mención un dato de respuesta: hasta un 83% de quienes recibieron la dosis más alta alcanzaron una pérdida ≥15% del peso inicial. Son umbrales clínicamente significativos que correlacionan con mejoras relevantes en riesgo cardiometabólico.

Dosificación y pauta: por qué empezar bajo y subir despacio

En Fase 2 se probaron dosis semanales de 1, 4, 8 y 12 mg, pero la mayor parte de los participantes no arrancó directamente con la dosis objetivo. Se optó por una estrategia de inicio a 2 mg/semana con escalados graduales para favorecer la tolerancia, especialmente de cara a los efectos gastrointestinales. Esta táctica “poco a poco” redujo abandonos y mejoró la adherencia.

¿Cómo se traduce esto en la práctica? A falta de una ficha técnica oficial (porque todavía no está aprobada), los esquemas más lógicos se parecen a este ejemplo: semanas 1–4 a 2 mg; semanas 5–8 a 4 mg; a partir de ahí ajuste a 8 o 12 mg en función de tolerabilidad y respuesta. En los estudios, los incrementos de dosis se asociaron a una mayor incidencia de efectos adversos digestivos, por lo que el ritmo de escalado debe individualizarse.

Un matiz importante sobre la frecuencia: gran parte de la documentación y notas de prensa han descrito administración semanal. Sin embargo, alguna pieza periodística mencionó una pauta quincenal en su texto. Dado que los protocolos publicados detallan esquemas semanales, todo apunta a que esa será la referencia, aunque habrá que esperar a los resultados completos de Fase 3 y a la decisión regulatoria para conocer la posología definitiva.

Seguridad y efectos adversos: lo que ya se sabe

El patrón de seguridad global de retatrutida, hasta donde permiten los datos de Fase 2, es comparable al de fármacos afines. Los eventos más frecuentes han sido náuseas, vómitos, diarrea y estreñimiento, típicos de esta clase de medicamentos y más probables con dosis altas o en fases de escalado. También se han observado cefalea, fatiga y elevaciones transitorias de enzimas hepáticas, por lo general de intensidad leve a moderada.

En algunos informes de ensayo se notificaron aumentos de la frecuencia cardíaca y alteraciones de la conducción no consideradas graves. Como ocurre con cualquier agonismo incretínico, la clave está en el ajuste progresivo y en el acompañamiento clínico, modulando el ritmo de subida y las medidas dietéticas para amortiguar los síntomas digestivos.

Conviene poner esto en contexto con los comparadores. La semaglutida, por ejemplo, comparte muchos de estos efectos y, además, las autoridades han avisado de casos raros de neuropatía óptica isquémica anterior no arterítica. De nuevo, hablamos de situaciones infrecuentes, pero ilustran por qué la vigilancia y la información al paciente son irrenunciables en terapias crónicas para peso.

Disponibilidad, estatus regulatorio y tiempos previstos

A día de hoy —con referencias informativas de julio de 2025— la retatrutida no cuenta con aprobación ni de la FDA ni de las agencias europeas. Por tanto, su uso se limita a ensayos clínicos controlados, donde es legal y está protocolizado. La compañía adelantó análisis de Fase 2 en el congreso de la ADA de 2023 (23–26 de junio) y mantiene en marcha programas para confirmar eficacia y seguridad en poblaciones más amplias.

¿Cuándo podría llegar? Las proyecciones públicas varían: hay fuentes que especulan con finales de 2025 o inicios de 2026, mientras que otras sitúan el horizonte entre 2026 y 2027. Hasta que no se completen los estudios de Fase 3 y se evalúe el balance beneficio-riesgo, no habrá luz verde. Si te ofrecen “conseguirla” fuera de un ensayo clínico, desconfía: no está autorizada para su comercialización.

Retatrutida frente a semaglutida y tirzepatida

Semaglutida es un agonista del receptor GLP‑1 con una amplia trayectoria. Se aprobó en 2017 para diabetes y desde 2021 está indicada para el control crónico del peso. En adultos sin diabetes, puede lograr alrededor de un 15% de pérdida en 68 semanas. Sus efectos adversos más habituales son gastrointestinales (náuseas, vómitos, diarrea) y están descritos eventos como pancreatitis o gastroparesia, además del aviso de NAION ya citado.

Tirzepatida combina agonismo de GLP‑1 y GIP. Dispone de aprobaciones en Estados Unidos y Europa (inicialmente para diabetes; más tarde, para obesidad como Zepbound). En ensayos como SURPASS se han visto pérdidas de hasta un 20% en 72 semanas, y aunque su perfil de tolerancia es similar al de GLP‑1, a dosis altas se han observado más abandonos (por ejemplo, con 15 mg), un detalle a considerar en la práctica clínica.

Con los datos preliminares disponibles, retatrutida se sitúa por delante en eficacia de pérdida ponderal media, seguida de tirzepatida y después semaglutida. Además, hay señales de que ofrece beneficios metabólicos más amplios (lípidos, grasa hepática, sensibilidad a la insulina). Eso sí, es justo recordar que retatrutida aún se encuentra en fase de confirmación y no puede compararse “de tú a tú” hasta que existan ensayos cabeza a cabeza o metaanálisis robustos con criterios homogéneos.

Quién podría beneficiarse y qué esperan las clínicas

Los perfiles que más podrían ganar con una terapia de este tipo son los adultos con obesidad u obesidad con comorbilidades, especialmente quienes no han respondido a análogos de GLP‑1 o a dobles agonistas. En personas con diabetes tipo 2, el doble impacto en glucemia y peso también es una baza importante. Aun así, el plan debe ser individual: hay diferencias de tolerancia, comorbilidades a ponderar y prioridades clínicas (por ejemplo, hígado graso, hipertensión o dislipidemia).

Mientras llegan las aprobaciones, muchos centros especializados van preparando protocolos de cara a su futura incorporación, algunos incluso en grandes áreas metropolitanas de Estados Unidos. En España, equipos dedicados al control de peso como la Clínica de Pérdida de Peso de MediQuo apuestan por abordajes personalizados, que en ocasiones incluyen auriculoterapia para perder peso, con seguimiento nutricional, conductual y médico, base imprescindible para acompañar a cualquier tratamiento farmacológico. Si te interesa un enfoque guiado por profesionales, puedes ampliar información en www.mediquo.com/clinica-perdida-de-peso.

Guía práctica de uso: conceptos clave antes de empezar

Como medicamento potente, retatrutida exige estrategia. Lo más razonable, siguiendo lo observado en los ensayos, es un inicio a 2 mg/semana y escalado gradual, vigilando síntomas digestivos, hidratación y pautas dietéticas (comidas pequeñas, baja grasa, priorizar proteína) durante las subidas. Si una subida empeora mucho la tolerancia, se puede mantener la dosis previa más semanas antes de intentar el siguiente paso.

El objetivo de dosis (4, 8 o 12 mg) dependerá de cómo respondas y de cuántos efectos secundarios aparezcan. En última instancia, el “punto dulce” es la dosis más baja que te permita perder peso de forma sostenida sin que la calidad de vida se resienta. Con la evidencia actual, no hay atajos: mantener cambios de estilo de vida sigue siendo esencial para consolidar resultados y proteger la masa muscular.

Preguntas frecuentes

¿Cuál es la dosis inicial típica? En Fase 2, la mayoría comenzó con 2 mg semanales y subió de forma escalonada a 4, 8 o 12 mg. Este arranque bajo reduce náuseas y otros efectos GI asociados a incrementos rápidos.

¿Cada cuánto se administra? La documentación de ensayos describe pauta semanal. Alguna publicación divulgativa habló de administración quincenal, pero los protocolos detallados han sido semanales; habrá que esperar a la posología aprobada para confirmarlo.

¿Está aprobada hoy? No. Retatrutida sigue en investigación y no está autorizada por FDA ni por agencias europeas. Su uso debe limitarse a ensayos clínicos. Algunas proyecciones públicas sitúan la posible aprobación entre finales de 2025 y 2027, siempre que los datos de Fase 3 sean favorables.

¿Es mejor que semaglutida? Los estudios de Fase 2 sugieren mayor pérdida de peso en menos tiempo frente a semaglutida. Sin embargo, faltan comparaciones directas y datos a largo plazo con retatrutida ya aprobada (cuando llegue) para afirmarlo categóricamente.

¿Y comparada con tirzepatida (Mounjaro/Zepbound)? Tirzepatida es dual (GLP‑1/GIP), retatrutida es triple (GLP‑1/GIP/glucagón). Los datos preliminares favorecen a retatrutida en porcentaje de pérdida de peso, pero, de nuevo, harán falta ensayos comparativos y experiencia real.

¿Sirve para la “grasa abdominal”? Los ensayos han mostrado reducciones de grasa corporal total y hepática, con importantes descensos de peso. La distribución exacta de la pérdida (abdomen vs. otras áreas) puede variar según la persona, pero las mejoras de cintura y marcadores metabólicos apoyan beneficios en grasa visceral.

ÂżEs legal conseguirla fuera de ensayos? Solo es legal su uso en investigaciĂłn clĂ­nica. Cualquier canal alternativo fuera de ese entorno es arriesgado y potencialmente fraudulento.

¿Retatrutida es lo mismo que Mounjaro (tirzepatida)? No. Se parecen en actuar sobre GLP‑1 y GIP, pero retatrutida añade agonismo del receptor de glucagón, lo que podría explicar parte de la eficacia adicional observada.

Ventajas y limitaciones a dĂ­a de hoy

Entre las ventajas más destacadas están la mayor pérdida de peso en menos tiempo, la amplitud de beneficios metabólicos (lípidos, hígado graso, presión arterial, sensibilidad a la insulina) y señales de una mejor conservación de masa muscular en algunos participantes. Este conjunto sugiere un abordaje más integral de la obesidad que no se limita a “ver bajar la báscula”.

Del lado de las limitaciones, pesa que no está aprobada, que faltan datos a largo plazo y que la tolerancia es variable, con efectos GI que pueden requerir escalados más lentos. Además, como sucede con toda farmacoterapia de la obesidad, su mejor desempeño llega cuando se combina con hábitos de alimentación, actividad física y sueño adecuados, y con apoyo conductual.

Si te planteas una ruta asistida por fármacos, busca equipos con experiencia en medicina de la obesidad y protocolo claro de seguimiento. En el ecosistema nacional e internacional ya hay clínicas que preparan la implantación de nuevas terapias una vez se autoricen, y servicios orientados a la pérdida de peso como los de MediQuo pueden ser el punto de partida para trazar un plan personalizado sin perder el timón clínico.

La fotografía general que dibujan los ensayos es optimista: retatrutida encabeza, por ahora, la eficacia relativa frente a tirzepatida y semaglutida en adultos sin diabetes, sumando beneficios metabólicos de calado; su talón de Aquiles es el de siempre en esta clase: tolerancia digestiva y necesidad de escalado. Falta la pieza clave de cualquier innovación, que es la confirmación en Fase 3 y la experiencia de uso con ficha técnica en la calle. Hasta entonces, paciencia, espíritu crítico y acompañamiento profesional son la mejor combinación para moverte con seguridad en este terreno tan prometedor como exigente.