¿Cómo preparar compresas calientes para dolores musculares?

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Para comenzar a preparar las compresas calientes para los dolores musculares, se debe llenar una cacerola con agua y ponerla al fuego para calentar el líquido. Se debe controlar el agua mientras que está al fuego, porque no debe hervir, en caso contrario se podrían provocar quemaduras.

Después, se prepara una pequeña toalla y se pliega de manera a que cubra únicamente la zona dolorida. Conviene saber que cuanto más concentrado está el calor, mejor actuará para aliviar el dolor muscular.

Se coloca la toalla pegada en el recipiente que contiene el agua caliente, y hay que procurar que la compresa esté totalmente cubierta por el agua templada. Si veis que la parte superior no está empapada, con ayuda de un tenedor se introduce la toalla hasta el fondo. Hay que tener cuidado para no quemarse.

Después, se retira con cuidado la toalla empapada de la cacerola. Sobre una zona del cuerpo, como el brazo o la pierna, se comprueba que la compresa caliente está a la temperatura apropiada y que la piel la puede soportar sin quemarse. Si está demasiado caliente, se deja enfriar antes de aplicarla sobre la zona dolorida.

Finalmente, y cuando la toalla está a la temperatura ideal para aliviar el dolor muscular, se coloca sobre la zona dolorida y conviene tumbarse mientras que la compresa caliente hace su trabajo, reduciendo la inflamación. Se puede retirar una vez enfriada, o bien volver a mojarla en la cacerola con agua templada para aplicarla de nuevo sobre los músculos durante varios minutos más.

¿Cómo tratar un desgarro muscular pectoral?

Habitualmente, un desgarre pectoral provoca un dolor muy intenso, que conlleva una inmovilidad de la zona, una inflamación y un gran dolor. Es relativamente molesto, pero puede aliviarse y curarse con un tratamiento apropiado. Es preferible mantener reposo absoluto. También es necesario moverse lo menos posible, y por supuesto, no realizar ningún esfuerzo especial con el fin de reducir la inflamación y que desaparezca el dolor.

En este caso para combatir el edema se puede aplicar una bolsa de hielo sobre el músculo, manteniendo el cuerpo extendido y estirado. En ningún caso se debe aplicar el hielo sobre la piel puesto que el frío también puede provocar quemaduras. Lo ideal es utilizar un paño o una bolsa refrigerante especialmente prevista para este efecto. Igualmente, levantar el miembro dañado permite una mejor circulación venosa y contribuye activamente a que se reduzca el edema.

Una vez que se ha superado esta etapa, para la cual la inmovilidad y el reposo es esencial, el especialista puede prescribir un tipo de reeducación, de masaje, o de gimnasia pasiva, en función de la gravedad del daño.


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