Perú afianza su posición como el principal proveedor mundial de arándanos gracias a una campaña con resultados extraordinarios y una demanda sostenida en los mercados clave. Las cifras oficiales del sector muestran un ritmo de envíos que consolida el liderazgo del país en el comercio internacional de esta baya.
Entre mayo y septiembre, los despachos superaron las 135.000 toneladas, un salto del 92,9% respecto al mismo tramo del año anterior, según el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa). De mantenerse la tendencia, la campaña podría cerrar con más de 400.000 toneladas exportadas a marzo de 2026, un hito que refleja el empuje del llamado “oro azul peruano”.
Exportaciones en alza y proyección de campaña
El desempeño de la campaña se explica por la combinación de mayor productividad en campo, una oferta constante a lo largo de la temporada y mejoras en logística y poscosecha. Estos factores han permitido atender picos de demanda sin perder estándares de calidad y frescura.
Con un arranque fuerte en la ventana de mayo a septiembre, el sector proyecta un cierre de campaña con cifras históricas. El objetivo de superar las 400.000 toneladas luce alcanzable, apoyado por un tejido de productores y empacadores que viene elevando su capacidad de respuesta a los requisitos internacionales.
La estrategia sectorial ha priorizado la diversificación de calendarios y la estabilidad de volúmenes, claves para evitar la saturación de plazas y sostener precios. A ello se suma una selección varietal ajustada a las preferencias de los mercados que demandan bayas de mayor calibre y presentaciones premium.
El respaldo institucional también ha sido decisivo: la autoridad sanitaria impulsa protocolos que mantienen a raya los riesgos fitosanitarios y facilitan la fluidez de las certificaciones para los envíos.
Destinos, aperturas y exigencias del mercado
Durante la campaña en curso, los arándanos peruanos han llegado a 38 destinos internacionales. Tres plazas concentran el 83% de los embarques: Estados Unidos, Países Bajos y China, con este último afianzándose como mercado estratégico por su preferencia por fruta de gran calibre y formatos de mayor valor.
La red comercial suma, además, nuevas puertas: Bolivia e Indonesia se incorporaron como destinos en 2025, ampliando el alcance geográfico de los envíos. En paralelo, se gestionan accesos fitosanitarios a Vietnam, Nueva Zelanda y Japón, con el fin de seguir diversificando riesgos y ventanas de comercialización.
Desde el ámbito sanitario, se mantiene una agenda activa para consolidar el prestigio del arándano peruano, reforzando la trazabilidad, la inocuidad y el cumplimiento de los requisitos específicos que exigen las autoridades de cada mercado.
El Senasa ha autorizado 83 plantas empacadoras y certificado más de 22.000 hectáreas de cultivo. La producción se concentra principalmente en La Libertad (45%), Lambayeque (27%) e Ica (15%), mientras que otras regiones como Lima, Áncash, Piura, Moquegua y Arequipa completan el mapa con el 13% restante.
Esta infraestructura, unida a la homogeneidad en estándares y a la profesionalización de las cadenas de suministro, permite responder con agilidad a la demanda global y sostener el liderazgo del país.
Variedades y liderazgo global
Perú cuenta con alrededor de 65 variedades de arándanos; no obstante, cerca del 80% de la producción se concentra en un núcleo de cultivares que combinan rendimiento, firmeza y sabor, factores esenciales para el transporte de larga distancia.
- Ventura
- Biloxi
- Sekoya Pop
- Rocío
- Mágica
- Atlasblue
- Emerald
- Rosita
- Sekoya Beauty
En la campaña previa, Perú mantuvo la primera posición global con alrededor del 31% de participación en el mercado internacional. Detrás se situaron Chile, España y Marruecos (en torno al 8% cada uno), además de Estados Unidos con el 7%, lo que confirma la ventaja competitiva del país andino.
La combinación de volumen, calidad y diversificación de mercados ha sido determinante para que el arándano peruano gane terreno y se sostenga en los anaqueles de todo el mundo, incluso en contextos de alta competencia.
Con un ecosistema productivo maduro, inversiones en tecnología agrícola y una agenda fitosanitaria activa, el país se perfila para seguir liderando el comercio mundial de arándanos, cumpliendo con las exigencias de los compradores más rigurosos y manteniendo ventanas comerciales cada vez más amplias.