Si haces elecciones saludables como tomar una ensalada para comer, pero comienzas a apilar sobre ella tus toppings favoritos, no sólo no conseguirás ningún avance en lo referente a tu salud, sino que estarás haciéndole un flaco favor a tu silueta. Los siguientes son los toppings para ensaladas menos saludables:
Demasiado queso: Aunque puede ser parte de una dieta saludable, no todo el queso se produce de la misma manera. Si abusas de quesos altos en calorías –como cheddar, brie o mozzarella–, harás que tus ensaladas pierdan sus cualidades saludables, convirtiéndose en puro sodio y colesterol. Apuesta por quesos bajos en grasa, pero manteniendo siempre las porciones bajo control. Otra opción es apartar los lácteos, sustituyéndolos por aguacates. Si echas de menos la salinidad del queso, espolvorea un poco de sal y pimienta sobre tu ensalada.
Frituras: Aunque estaría genial que así fuera, la comida frita no se vuelve saludable por arte de magia cuando se pone sobre una cama de lechuga. En lugar de los típicos toppings para ensaladas a base de pollo rebozado, añade algunos trozos de pollo a la brasa, un huevo duro, alubias o un poco de salmón. Obtendrás las proteínas, ahorrándote las calorías.
Aderezos cremosos: Sin duda, una de las formas más fáciles de multiplicar el número de calorías de una ensalada. Además de ser ricos en sodio y grasas trans, los aderezos para ensaladas industriales pueden contener jarabe de maíz de alta fructosa. Se puede conseguir la misma textura suave y cremosa con grasas saludables, como la del aguacate. Si lo que te gusta de ellos es su sabor potente, prueba a añadir un poco de zumo de limón y hierbas como la albahaca, la menta o el perejil.
Nota: Aunque es crujiente y tiene un sabor intenso, la lechuga iceberg apenas ofrece nada, nutricionalmente hablando. La col, las espinacas o la rúcula son vegetales de hoja verde mucho más nutritivos para tus ensaladas. Además, se venden en brotes, que al ser más pequeños, se pueden comer mejor; y mantienen todo su sabor.