Los pros y los contras de las ensaladas

Todo el mundo sabe que las ensaladas tienen un montón de ventajas, pero, en función de la manera de prepararlas y comerlas, también pueden suponer contras.

Comencemos por los pros. Las ensaladas están repletas de nutrientes y son bajas en calorías si las preparamos a conciencia. Es decir, añadiendo verduras de hoja verde y vegetales frescos, así como algunos frutos secos y semillas.

Asimismo, dado que alimentos habituales de las ensaldas –tales como la rúcula o el kale– poseen extraordinarias cualidades para luchar contra la oxidación, es seguro decir que esta comida te ayuda a vivir más tiempo. Al ralentizar la oxidación, las verduras crucíferas son inestimables aliadas en la prevención del cáncer, el Alzheimer y la mayoría de enfermedades crónicas.

¿Y qué sucede con los contras? Como hemos apuntado al principio, la culpa no es de las ensaladas, sino de la manera de prepararlas y comerlas, que puede ser errónea o, al menos, no la más adecuada.

Por ejemplo, muchas personas excavan en el plato en busca únicamente de los ingredientes sabrosos, como picatostes y trozos de pollo rebozado. Esto no sólo supone un desperdicio de alimentos, sino que también se desaprovecha una gran parte del gran poder nutricional que señalábamos antes. Para remediarlo, considera:

  • Comerte todas las verduras
  • Guardar las sobras para más adelante en un recipiente reutilizable siempre que sea posible
  • Pedir que no incluyan un determinado alimento si no es de tu agrado o no te sienta del todo bien comerlo

Las ensaladas tienen una reputación de comida saludable que, a veces, puede jugar en su contra. Existe el riesgo de pensar de que se mantendrán saludables sin importar el tipo de aderezo que le pongamos. En cambio, esta decisión importa, y mucho. Muchos aderezos van cargados de grasas. Si a eso le sumamos que no todas las verduras de hoja verde tienen la misma cantidad de nutrientes –la lechuga iceberg está prácticamente desprovista de ellos–, hay combinaciones de ensalada que pueden ser calóricas y poco nutritivas, que es lo peor que se puede decir de una comida.

Para evitarlo, considera preparar en casa tus propias vinagretas, para así poder ejercer un control total sobre los ingredientes y no permitir que se dispare la sal, el azúcar ni la grasa. Asimismo, potencia la presencia de verduras frescas y no abuses de ingredientes como el queso y las frituras.


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