El baño turco es un baño de vapor muy húmedo que se ha convertido en un ritual de belleza para las mujeres del Magreb puesto que hace que la piel se vuelva más suave y libera del cuerpo las toxinas. Es preferible ducharse al llegar al hammam para habituarse al calor húmedo. Después se pasa a la habitación más caliente donde se difunde un vapor perfumado de eucalipto, antes de entrar en la habitación de las abluciones donde se lava el cuerpo y el pelo.
Los beneficios del hammam
El cuerpo se relaja al contacto con el agua y el calor, y los músculos se descontraen. Los vapores de eucalipto, de salvia y de laurel son igualmente muy eficaces para los problemas respiratorios.
El baño turco para desintoxicarse
Al transpirar, el cuerpo evacua agua, toxinas y grasas malas. Bajo el efecto del vapor, los poros de la piel se dilatan. Para una piel perfectamente suave, conviene lavarse con jabón negro antes de exfoliarse con un guante para eliminar las células muertas. De esta forma el cuerpo se limpia en profundidad y la piel permanece suave.
El baño turco es ideal para las personas que sufren problemas de retención de líquidos, problemas de circulación sanguínea, y dificultades respiratorias. También se aconseja para la reeducación muscular.
Los beneficios de la sauna
Contrariamente al baño turco, la sauna actúa sobre el cuerpo y el organismo gracias a un calor térmico seco. Tras una ducha, conviene secarse y entrar en una habitación de madera donde la temperatura varía entre los 70 y los 100 grados. El calor procede de un calentador sobre el cual se colocan piedras volcánicas que se humedecen de vez en cuando con agua. Se recomienda no superar los 15 minutos dentro de una sauna.
El cuerpo se siente más ligero y más limpio. La circulación sanguínea se acelera gracias al calor, el estrés desaparece y los músculos se relajan.
Al transpirar en un calor a más de 90 grados, se puede perder hasta un litro de agua. Por eso se recomienda beber antes y después de entrar en la sauna. La piel se limpia de cualquier toxina a través de la transpiración. Se trata del cuidado ideal para después del deporte. Pero cuidado, la sauna no es recomendable para personas que sufren asma o se ven sometidas a problemas de circulación sanguínea, porque acelera rápidamente el ritmo cardíaco.
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