Apostar por los alimentos orgánicos es la única manera de evitar restos de pesticidas y otros químicos potencialmente peligrosos para la salud.
Los siguientes son los primeros que debes considerar, debido a que se encuentran tanto entre los más «sucios» como entre los más consumidos.
Manzana: Las investigaciones la sitúan como la fruta más «sucia». Lavarla antes de comérsela podría no ser suficiente para eliminar la larga lista de residuos de pesticidas que contienen. Se puede comer sin piel para evitarlos, claro, pero entonces se renuncia a la mayor parte de sus beneficios nutricionales.
Melocotón: Su naturaleza delicada y las plagas han hecho que se generalice el uso de pesticidas en su cultivo por parte de la industria agroalimentaria. La consecuencia es que un altísimo porcentaje de melocotones no órganicos contiene residuos tóxicos.
Fresas: Si te apetecen unas cuantas fresas, considera comprarlas en un mercado de alimentos orgánicos. Y es que esta baya es famosa por los fuertes pesticidas con que se ha rociado a lo largo de la historia. A pesar de que el tema está ahora sometido a un mayor control, lo mejor es evitar riesgos apostando por las orgánicas.
Uvas: En Estados Unidos se encontraron hasta 15 tipos diferentes de pesticidas potencialmente dañinos para la salud por uva, ante los cuales su fina piel proporciona poca o ninguna defensa. Así que las uvas, las pasas e incluso el vino, mejor si son orgánicos.
Patata: A medida que crecen, absorben pesticidas rociados sobre la tierra que se han filtrado hasta el subsuelo como verdaderas esponjas. No es de extrañar que en comparación con el resto de alimentos, sea el que mayor cantidad de pesticidas por peso contiene.