Cuando se habla de longevidad, únicamente se suele mencionar la alimentación y el ejercicio. Sin embargo, la comida basura y la vida sedentaria no son los únicos hábitos que pueden echarte años encima. Estas son las otras tres reglas de oro para retrasar el envejecimiento.
Suprimir el estrés. Cuando las hormonas del estrés permanecen elevadas durante largos períodos de tiempo, se debilita el sistema inmunológico, aumenta el riesgo de daño arterial y el cuerpo tiende a aferrarse a la grasa. La solución pasa por meditar, buscar el apoyo de los amigos cuando nos sintamos al límite y, sobre todo, por tomarse la vida con filosofía.
Dormir lo suficiente. Racanear en horas de sueño conduce a unas respuestas mentales más lentas, un mayor riesgo de enfermedad cardíaca y a un debilitamiento del sistema inmunológico. El descanso desempeña un papel muy importante en la tarea de retrasar el envejecimiento, razón por la que se deben evitar los estimulantes antes de irse a la cama. Acostarse y levantarse siempre a la misma hora también es fundamental.
Desintoxicar tu entorno. Las exposiciones prolongadas a productos químicos y microorganismos (como los ácaros del polvo) pueden acelerar el envejecimiento debido a que obligan al sistema inmunológico y al hígado a trabajar más duro. Para prevenir este problema, utiliza productos de limpieza más suaves, no utilices el calzado de la calle para estar por casa (limpia también las patas de tus mascotas después de sacarlas de paseo) y hazte con deshumidificadores que reduzcan la presencia de moho en tu hogar.