La fresa contiene más el 90% de agua y muy poca grasa e hidratos de carbono, por lo que aporta muy pocas calorías y está muy indicada en dietas para adelgazar.
Su bajo contenido en sodio y su gran riqueza en calcio y potasio,así como otros componentes (arginina) le confieren propiedades diuréticas y adecuadas para evitar la retención de líquidos, enfermedades reumáticas o gota, entre otras.
Por su bajo contenido en azúcar es un alimento apto para personas diabéticas, además de ofrecer propiedades desintoxicantes.
Gracias a la vitamina C, al flavonoide quercitina y al ácido elágico, ayuda a eliminar toxinas. Incluido en la dieta habitual ayuda a eliminar materiales pesados y pesticidas.
Su color rojo lo aportan las antocianinas, que poseen propiedades antioxidantes y más de una docena de componentes anticancerosos, que sumados a sus propiedades diuréticas, hacen que se use en las dietas de primavera.
Purifica el aparato digestivo, protegiendo de enfermedades intestinales y ayuda a fortalecer el corazón y gracias al ácido cítrico presente en ellas, ayuda a prevenir infecciones del aparato urinario.
Las fresas exprimidas sobre la piel ofrecen una acción antibacteriana aplicadas sobre heridas, granos o manchas. Comer fresas ayuda a mantener la piel sin arrugas y a prevenir estrías o flacidez.
Su acción protege contra uñas frágiles, amarillentas o con imperfeciones y gracias a su contenido en cobre contribuye en el crecimiento del cabello y en la prevención de la calvicie; su contenido en manganeso ayuda a evitar la aparición de canas.