A pesar de que muchas personas no lo saben, la cerveza es un líquido fermentado que aporta tan solo 45 calorías al organismo, por un total de 100 mililitros de su volumen. Igualmente es una gran fuente de vitaminas, de minerales y de sustancias antioxidantes.
La cerveza es rica en vitaminas y minerales
Para fabricar esta bebida, principalmente se utiliza cebada y trigo, así como agua y levadura. Los cereales contienen grandes cantidades de nutrientes cuyas propiedades se manifiestan a través del procedimiento de fermentación y de filtrado.
Por lo tanto, la cerveza es una fuente natural de vitaminas del complejo B, de minerales, y de fibras.
La cerveza regula el colesterol
Las personas que consumen bebidas alcohólicas con moderación disponen de unas tasas altas de colesterol bueno. Esta grasa sana permite reducir la tasa de lípidos en la sangre, lo que tiene como consecuencia evitar la obstrucción de las arterias.
La cerveza también reduce los niveles de fibrinógeno, una proteína que aumenta la formación de coágulos sanguíneos. Además, gracias a su alto contenido en polifenoles, esta medida permite controlar la hipertensión arterial y proteger la salud cardiaca.
La cerveza previene el envejecimiento
Los compuestos activos de la cerveza permiten controlar el procedimiento de inflamación del organismo, y reducir los riesgos para desarrollar ciertas enfermedades crónicas. Por un lado, esta bebida contiene muchos antioxidantes, moléculas capaces de inhibir los daños provocados en el cuerpo por los radicales libres.
En conclusión, a pesar de que este líquido fermentado es una bebida alcohólica, consumir cerveza con moderación puede ser muy beneficioso para el organismo. Conviene disfrutar de una cerveza tranquilamente para relajarse, y no dudar nunca en incluirla en el régimen, al menos 2 veces por semana.