El maní gana terreno: proteínas, corazón y alergias a debate

  • El maní aporta grasas insaturadas que ayudan a bajar el LDL y subir el HDL, con respaldo de expertos.
  • Por 100 g ofrece unos 25 g de proteína, muy por encima de un huevo grande (≈6 g).
  • Investigación sugiere que introducir maní de forma temprana podría reducir alergias infantiles.
  • Mejor consumirlo natural y sin sal, en porciones moderadas (un puñado), y aprovechar su versatilidad culinaria.

Maní, alimento y salud

En un momento en el que muchas personas buscan formas de elevar su ingesta de proteínas sin disparar el gasto ni complicarse la vida, el maní (cacahuete) emerge como una opción muy a tener en cuenta por su equilibrio entre precio, disponibilidad y calidad nutritiva.

Lejos de ser solo un snack, esta legumbre subterránea muestra un perfil que expertos de referencia han calificado de robusto y comparable al de frutos secos más conocidos, con el plus de un coste más contenido y una enorme versatilidad en la cocina cotidiana.

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Grasas saludables y corazón: qué dice la evidencia

El maní destaca por su contenido en grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, asociadas a una mejora del perfil lipídico al reducir el colesterol LDL y favorecer el HDL; una combinación vinculada con menor riesgo cardiovascular según especialistas. Muchos de estos beneficios se atribuyen a ácidos como el ácido oleico, presente en cantidades apreciables.

En paralelo, concentra compuestos con acción antioxidante como polifenoles, resveratrol y fitoesteroles. Estos últimos, además, interfieren de forma natural en la absorción intestinal del colesterol, lo que contribuye a una protección adicional del sistema circulatorio.

Algunos trabajos también relacionan su consumo con mejor función cognitiva y modulación del estrés, mientras que el ácido fólico apoya procesos esenciales como el desarrollo fetal y ciertas funciones hepáticas.

De todo lo anterior se desprende que, integrado con sentido común en la dieta, el maní puede contribuir a un menor riesgo de enfermedad coronaria e ictus dentro de un estilo de vida saludable.

Maní y salud del corazón

Proteínas, saciedad y comparación con el huevo

Una de sus cartas fuertes es la proteína: por cada 100 gramos de maní se obtienen alrededor de 25 gramos de proteína, una cifra elevada si se coteja con un huevo grande, que ronda los 6 gramos según estimaciones citadas por equipos clínicos.

Este aporte convierte al cacahuete en una fuente vegetal potente y accesible para quienes desean diversificar la proteína más allá de los alimentos de origen animal, manteniendo una buena relación calidad-precio.

Eso sí, conviene priorizarlo al natural y sin sal, y cuidar la cantidad por su densidad energética: una ración razonable suele equivaler a un puñado pequeño. Así se obtienen beneficios sin excederse en calorías diarias.

Es importante recordar que las personas con alergia al maní deben evitarlo de forma estricta, ya que puede provocar reacciones graves. Para el resto, la clave está en la moderación y en una dieta variada.

Proteínas del maní

Micronutrientes y usos en la cocina cotidiana

El maní también aporta minerales y vitaminas relevantes: magnesio, potasio, fósforo, zinc y vitamina E, además de niacina y ácido fólico, nutrientes implicados en la función muscular, la salud metabólica y la protección celular.

Por su sabor y textura, resulta fácil integrarlo en el día a día: snacks sencillos, ensaladas, batidos, avena, tostadas o salsas que aportan crujiente, saciedad y matices sin complicar la cocina.

Al emplearlo con regularidad y en las cantidades adecuadas, puede ayudar a mantener energía más estable a lo largo de la jornada, dentro de un patrón alimentario equilibrado.

Alergias: introducción temprana y nuevas herramientas clínicas

Una línea de investigación reciente apunta a que la introducción temprana del cacahuete en la infancia podría disminuir el riesgo de que se desarrolle alergia más adelante. Este enfoque contrasta con recomendaciones antiguas que instaban a retrasar su exposición.

Para facilitar que esta práctica se lleve a la consulta diaria, se han probado intervenciones simples: avisos en la historia clínica electrónica, materiales informativos para familias y recordatorios estructurados a pediatras y cuidadores, con mejoras en la adherencia observadas en entornos reales.

Clínicos interesados en salud integrativa subrayan que prevenir es más eficaz que reaccionar; si estas herramientas se adoptan de forma amplia, podría reducirse el número de niños que terminan en urgencias por reacciones alimentarias.

El siguiente paso es monitorizar si estas medidas se traducen en menos diagnósticos de alergia con el tiempo, siguiendo a los bebés hasta, por ejemplo, los dos años para evaluar resultados.

Con su perfil como legumbre rica en grasas insaturadas, proteínas y compuestos antioxidantes, el maní se posiciona como alternativa asequible y útil: bien utilizado, puede sumar puntos a la salud cardiovascular, ayudar a cuadrar la proteína diaria y, según la evidencia emergente, formar parte de estrategias de prevención de alergias en la primera infancia.