La vitamina D es producida por el cuerpo en respuesta a la exposición de la piel a la luz solar, aunque también se obtiene a través de algunos alimentos, incluyendo algunos pescados, aceites de hígado de pescado, yemas de huevo, productos lácteos y cereales fortificados.
Es esencial para tener unos huesos fuertes, porque ayuda al cuerpo a emplear el calcio de la dieta. Cuantas más investigaciones se hacen, más en evidencia queda la importancia de la vitamina D para mantenrse saludables.
El dolor óseo y la debilidad muscular pueden significar que se sufre de una deficiencia de vitamina D. No obstante, en muchos casos los síntomas son sutiles e incluso puede darse este problema sin que el cuerpo muestre ningún signo. Es por esta razón que las revisiones y análisis periódicos son tan importantes. La forma más precisa de medir la cantidad de vitamina D presente en el cuerpo es la prueba de sangre de 25-hidroxivitamina D. De tener una deficiencia, tu doctor te pondrá el tratamiento que crea más conveniente.
Los niveles bajos en sangre de vitamina D se han asociado con enfermedades cardiovasculares, alteración cognitiva (en personas mayores), asma grave (en niños) y cáncer. Asimismo, las investigaciones sugieren que este nutriente podría desempeñar un papel en la prevención y el tratamiento de una serie de condiciones diferentes, incluyendo la diabetes tipo 1 y tipo 2, la hipertensión, la intolerancia a la glucosa y la esclerosis múltiple.
Este problema se puede deber a diferentes razones: llevar una dieta pobre en vitamina D, una exposición limitada a la luz solar, riñones incapaces de convertir la vitamina D en su forma activa, un aparato digestivo que no puede absorberla adecuadamente y la obesidad.