Una alimentación equilibrada y variada es fundamental para tener más energía. Por lo tanto hay que incrementar la presencia de cereales, legumbres, frutas y verduras temporales. En efecto, hay que aumentar el consumo de glúcidos y reducir el aporte de grasas. Además, es bueno consumir productos integrales, ricos en fibras y en vitaminas B, aumentar el consumo de ácidos grasos poliinsaturados como los omega 3 que se encuentran principalmente en el pescado graso, y comer alimentos con probióticos que ayudan a reforzar el sistema inmunitario.
Para tener más energía, lo importante es dormir bien. El sueño debe ser reparador y de al menos 8 horas. La cena debe ser ligera y consumida al menos dos horas antes de irse a la cama, para que la digestión no interfiera en el sueño. Se debe practicar una actividad física moderada. Se recomienda hacer media hora de ejercicio diario para liberar endorfinas. Caminar, hacer natación, bailar, montar en bicicleta o practicar yoga son opciones disponibles al alcance de todos.
Comer a horas fijas. Repartirlas en 5 comidas espaciadas al menos de 4 horas. Para tener más energía, entre las comidas, es preferible consumir alimentos ricos en vitaminas y minerales como frutas, zumos de verduras y yogur. El agua es un buen aliado para recuperar la energía. Es necesario beber suficiente agua al día, porque favorece la función renal e intestinal. Evitar las bebidas estimulantes como el café, el té y las bebidas energizantes. El único efecto es enmascarar la fatiga pero no dan realmente energía al cuerpo.
En el exterior es mejor. Se trata de una buena idea la de prolongar la actividad en el exterior mientras que hay luz solar, para facilitar la adaptación a la estación y tomar el aire y el sol. Para tener más energía, conviene aprovechar las horas del día para salir, porque favorece el optimismo.