El cáncer de mama concentra una enorme atención social y sanitaria: es el segundo tumor más diagnosticado en el planeta (12,3%) y, en España, se esperan decenas de miles de nuevos casos cada año. Aun así, nuestro país mantiene una supervivencia a cinco años elevada, cercana al 85%, gracias al diagnóstico temprano y a tratamientos cada vez más precisos, y a hábitos saludables.
Coincidiendo con el Día Mundial del Cáncer de Mama (19 de octubre), este reportaje reúne testimonios, datos de cribado, evidencias sobre el impacto en las relaciones, y repasa las terapias más prometedoras. La mirada es amplia: desde lo íntimo —pareja y sexualidad— hasta la organización del sistema sanitario y la innovación clínica.
Cuando el diagnóstico sacude la pareja: lo que dicen los datos y la experiencia
Más allá del tratamiento, la enfermedad puede tensar dinámicas afectivas: algunas mujeres relatan rupturas en pleno proceso de cirugías o quimioterapia, en ocasiones precedidas por cambios de rol en casa y por el golpe a la imagen corporal y por mitos sobre el uso de ropa como un sostén muy apretado. Historias como las de pacientes que pasaron por mastectomías, reconstrucciones y ovarectomías muestran que el cáncer no sólo exige fortaleza física; también recoloca prioridades y sostiene conversaciones difíciles en la pareja.
La literatura científica apunta diferencias de género. Un análisis en pacientes con patologías graves halló que, cuando ellas enferman, la probabilidad de separación aumenta frente a los casos en que el paciente es hombre. En cáncer de mama, un estudio con población brasileña detectó que el riesgo de divorcio en el primer año tras el diagnóstico dobló el promedio nacional y que las mujeres sometidas a mastectomía afrontaban más rupturas que quienes tuvieron cirugía conservadora.
Desde la psicología oncológica, profesionales de la AECC señalan que el cambio de papeles —de cuidadora a receptora de cuidados— descoloca a muchas parejas, y que la comunicación abierta sobre miedos, deseo y límites es clave. Los tratamientos afectan la sexualidad: la quimioterapia puede provocar caída del cabello y cambios corporales; la terapia hormonal reduce la libido y, a veces, altera el peso y la sensibilidad mamaria.
Surgen también disfunciones sexuales frecuentes: sequedad, dolor, disminución de elasticidad y dificultades para alcanzar el orgasmo. Programas grupales basados en mindfulness, como Mindfulsex en el entorno del Hospital Clínic de Barcelona, trabajan respiración, conciencia corporal y autoestima para ayudar a reconectar con el cuerpo y la pareja. Otras iniciativas comunitarias impulsadas por pacientes, centradas en rutinas de ejercicio, apoyo mutuo y hábitos saludables, refuerzan el acompañamiento.
Cribado: demoras, responsabilidades y cómo se están corrigiendo
Los retrasos en el cribado de cáncer de mama generan ansiedad y pueden complicar el circuito diagnóstico. Un caso reciente en la Comunitat Valenciana ilustra esperas prolongadas entre una mamografía, la ecografía complementaria y la biopsia, con la paciente recurriendo a pruebas privadas ante la falta de respuesta. Finalmente, la biopsia descartó malignidad, pero el proceso evidenció fallos de comunicación.
En el plano de los datos, la Conselleria de Sanidad valenciana asegura que en 2024 se realizaron 232.520 cribados, con una reducción menor de la inicialmente difundida, condicionada por la renovación de 11 mamógrafos (paradas técnicas) y la suspensión de actividad en zonas afectadas por la DANA. Entre enero y septiembre de 2025, la administración autonómica contabiliza 10.000 pruebas más que en el mismo periodo del año anterior.
Andalucía afronta su propio examen: miles de mujeres no recibieron a tiempo el resultado del cribado, y la gestión del episodio ya se dirime en la justicia. La controversia incluso ha salpicado al debate político, en un contexto en el que la prioridad pasa por restablecer la confianza y garantizar llamadas, citaciones y derivaciones sin demoras.
El consenso entre profesionales es claro: la detección precoz salva vidas. Cuando llegan las cartas de invitación, conviene acudir en la fecha indicada y, ante cualquier bulto o alteración, pedir evaluación sin esperar a la próxima citación.
Triple negativo: quién está en más riesgo, qué signos vigilar y cómo se trata
El cáncer de mama triple negativo se caracteriza por la ausencia de receptores de estrógeno y progesterona, y por no sobreexpresar HER2. Representa alrededor del 10%-15% de los diagnósticos, tiende a crecer más deprisa y cuenta con menos dianas terapéuticas específicas, y su relación con los fitoestrógenos se investiga.
Factores a considerar: ciertas mutaciones genéticas incrementan el riesgo; el sedentarismo y la obesidad no ayudan; y en mujeres jóvenes, algunos perfiles —incluidas determinadas etnias— pueden concentrar más casos. Parte del problema es que, por edad, muchas no entran en el cribado sistemático y llegan con tumores más avanzados.
Los síntomas no difieren del resto: masas nuevas en la mama o la axila, cambios de tamaño o forma, dolor o retracción del pezón, secreciones anómalas, irritación o enrojecimiento. El diagnóstico se apoya en mamografía, ecografía y, cuando procede, biopsia para confirmar el subtipo.
En tratamiento, la quimioterapia sigue siendo un pilar, antes o después de la cirugía según la extensión del tumor, y la radioterapia puede formar parte del abordaje. La investigación avanza en nuevas combinaciones y estrategias dirigidas a enfermedad localizada y metastásica.
Investigación que cambia la práctica: abemaciclib, TILs y CAR-T
En alto riesgo con receptor hormonal positivo y HER2 negativo (HR+/HER2-), el ensayo global fase 3 MonarchE demostró que añadir abemaciclib a la hormonoterapia adyuvante durante dos años reduce el riesgo de recaída en torno a un 27%, con señales tempranas de beneficio en supervivencia global en un seguimiento mediano de 6,3 años. Participaron más de 5.600 pacientes de 38 países.
El Clínic Barcelona Comprehensive Cancer Center impulsa además líneas punteras de terapia celular. Un ensayo con TILs (linfocitos infiltrantes de tumor) se dirige a pacientes con triple negativo metastásico, mientras que un proyecto con CAR-T para HER2 positivo metastásico aguarda aprobación regulatoria. Son vías personalizadas que exploran el potencial del sistema inmunitario contra el tumor.
Cáncer de mama en hombres: menos frecuente, igual de importante
Los varones representan un pequeño porcentaje de los diagnósticos (aprox. 1%-2%), pero el cáncer de mama masculino existe y, con frecuencia, se vive en silencio por el estigma. La aparición de un bulto, retracción del pezón o secreción debe motivar consulta; la prueba es la misma: imagen y, si procede, biopsia.
Contar con apoyo familiar y no retrasar la visita al médico marcan la diferencia. Como en mujeres, la detección temprana permite tratamientos más conservadores y mejores resultados.
Tecnología y acompañamiento: el papel del e-Health
La transformación digital facilita un seguimiento más ágil del viaje del paciente, desde la sospecha hasta el plan de tratamiento. Plataformas de acompañamiento coordinan discusiones clínicas rápidas, estratifican el riesgo y organizan intervenciones curativas, paliativas, diagnósticas y educativas.
Los expertos insisten: el mayor enemigo del cáncer es el tiempo. Identificar antes qué está pasando y activar itinerarios con educación en hábitos —peso, actividad física, alcohol y tabaco— puede inclinar la balanza.
Prevención y hábitos que suman
La autoexploración ayuda a conocer los cambios del propio cuerpo y a pedir cita si aparece algo nuevo, sin sustituir el cribado, y puede combinarse con una dieta que incluya frutas para prevenir el cáncer de mama.
Además de acudir a las revisiones, es aconsejable cuidar el estilo de vida: ejercicio regular, dieta equilibrada, limitar alcohol y no fumar, e incluir alimentos como semillas de lino. Consultar con el equipo sanitario sobre antecedentes familiares o dudas de genética permite valorar pruebas y seguimientos personalizados.
La realidad del cáncer de mama es compleja y atraviesa lo personal, lo sanitario y lo social: exige diagnóstico temprano, recursos bien coordinados, avances terapéuticos y una red de apoyo que cuide la salud emocional y la intimidad. Con más evidencia, mejores circuitos de cribado y tecnologías que acortan tiempos, el objetivo compartido es claro: menos recaídas, más supervivencia y mejor calidad de vida.
