Cuando nos marcamos como objetivo perder peso, lo primero que hay que hacer es realizar cambios en la dieta que ayuden a promover el adelgazamiento. Y uno de los cambios más eficaces es aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra.
¿Por qué? Muy sencillo: La fibra sacia nuestro apetito más que ningún otro nutriente. De esta manera, al aumentar la fibra en la dieta se produce una sensación de satisfacción que nos ayuda a comer menos, lo que se traduce en una pérdida de peso en cuestión de semanas.
Pero ¿de qué alimentos ricos en fibra estamos hablando? Hay muchos, aunque de cara a consumirlos diariamente, destacaríamos tres: la manzana, los garbanzos y la avena. La manzana, si es de tamaño medio, aporta alrededor de cuatro gramos de fibra, siempre que se coma con piel (muy importante para aprovechar todos sus beneficios). Cualquier momento del día es bueno para comerse una manzana, pero lo ideal es incluirla en el almuerzo o en el postre del mediodía.
Si llenamos una taza de garbanzos, reuniremos nada menos que 12 gramos de fibra. Si te parecen demasiados garbanzos para tomarlos de una sola vez, añadelos en pequeñas cantidades a las diferentes comidas del día, pero no dejes de ingerirlos, ya que son de gran ayuda para saciar el apetito y por consiguiente, para perder peso.
La avena es un grano entero del que se dice que ayuda a las personas a no engordar, jugando sus cualidades saciantes un importante papel en este sentido. El mejor momento del día para tomar avena, que aporta ocho gramos de fibra por taza, es naturalmente el desayuno.