El mar es el reino del yodo. Alimentos ricos en yodo son los peces y los mariscos, como el arenque, las gambas, los langostinos, el bacalao, los mejillones, el salmón, el lenguado. El aceite de pescado, como el aceite de hígado de bacalao, también es rico en yodo. Los mariscos aportan más de la mitad de las necesidades en aportes diarios de yodo.
El pescado tiene un contenido en vitaminas muy interesante y completo. Contiene diferentes vitaminas del grupo B y vitaminas liposolubles entre las que se encuentran la vitamina A, la vitamina D, y en menor cantidad, la vitamina E. La vitamina E es principalmente la que está presente en el hígado de los peces blancos y en la carne de los peces grasos.
Las verduras
Entre las verduras y los vegetales, la cebolla, el ajo, la remolacha, las espinacas, el pepino, las judías verdes, etcétera. Las algas comestibles son muy ricas en yodo. De hecho, una sola porción de alga kelp contiene el cuádruple de necesidades en aportes diarios de este mineral, aproximadamente 2000 miligramos. El ajo, además de ser rico en yodo, tiene propiedades antibacterianas.
La leche y el queso
100 gramos de leche condensada descremada y dulce tiene un aporte en yodo de 89 miligramos. La leche del crecimiento en polvo, con 100 gramos, el organismo puede extraer hasta 79 miligramos de yodo.
Consumir queso puede también aportar yodo al cuerpo. 100 gramos aportan al organismo 74 mg de yodo. El queso cheddar, con 100 gramos se aporta al organismo 39 mg de yodo. El queso en porciones es un alimento que proporciona al organismo 38 mg de yodo por cada 100 gramos. El queso de cabra, con 100 gramos de este alimento se proporciona al organismo 34 mg de yodo.
Los cereales
Los cereales como el arroz, el trigo, el maíz y el centeno son ricos en yodo. Por ejemplo, en el caso de la harina de maíz, con 100 gramos se pueden aprovechar 80 mg de yodo.