Mucho se ha hablado sobre cómo puede llegar a repercutir el consumo del café soluble en nuestra salud si se toma de manera abusiva o muy continuada. Está claro que el café soluble es una alteración del producto original, porque poco tiene que ver con el grano de café que conocemos.
Aún así, de sabor no está mal, hay gente que lo toma por gusto, otra por ser más sencillo y rápido de preparar u otros se niegan en rotundo a meterlo en la cesta de su compra.
Distinción de café
El café soluble se inventó en 1937 y es un producto nacido bajo el brazo de la archiconocida marca Nestlé. Como todos sabéis es un café en polvo que se ha creado por secado por aspersión, es decir, por congelamiento pulverizando los granos de café. Éste se diluye en el agua o en la leche y retiene mucha parte del sabor del café.
Con respecto al café natural, el café soluble dura más y existen de igual manera la versión descafeinada.
Café y cáncer
Ya sea un café natural tostado de toda la vida o uno instantáneo, con el tiempo muchos investigadores han llegado a la conclusión de que el café está un tanto relacionado con algunos tipos de cáncer. Existe una pequeña evidencia que demuestra que cualquier tipo de café incrementa el riesgo de desarrollar un cáncer. Sin embargo, otros estudios apuntan que la ingesta de café puede ayudar a prevenir el cáncer de colon-rectal. El debate está abierto.
Efectos en la salud
El café soluble o natural puede ayudar a evitar la aparición de la diabetes de tipo II, además, el café instantáneo nos aporta varios nutrientes como magnesio, o cromio.
Además, la cafeína que posee este café es de 54 mg por cada taza. Como se conoce, la cafeína es una droga que afecta el sistema nervioso central, actuando como un estimulante. Según la cantidad de café que se consuma, puede llegar a que los my bebedores de este producto pueden sentir abstinencia, como dolor de cabeza cuando son privados de ella, o muchos otros que no están acostumbrados no consiguen dormir bien.