Esto lo hemos escuchado muchas veces, es importante beber mucha agua. El agua es preferible a los zumos o a la leche, el agua purifica el cuerpo sin añadir ningún otro ingrediente o elemento al organismo. Conviene repartir las comidas en 5 o 6 tomas a lo largo del día, el desayuno es la comida más importante y la cena debe ser la más ligera.
Nunca conviene quedarse con hambre, pero tampoco llenar demasiado el estómago. Si se tiene la posibilidad de comer siempre alimentos frescos, conviene hacerlo. En este caso, se debe ser prudente lavando bien los alimentos antes de ingerirlos para evitar enfermedades y bacterias presentes.
Combinar carnes y pescados en el régimen porque ambos son necesarios, pero siempre intentando escoger los menos grasos. Las proteínas son fundamentales para estar en forma. Algunos días a la semana se puede optar por una comida sin carne ni pescado y elegir legumbres, una excelente fuente de proteínas, nutrientes y vitaminas.
Las frutas y verduras son indispensables y se debe intentar tomarlas cada día, siempre en trozos y evitando los zumos. No conviene dejar de lado los lácteos, muy importantes, sobre todo en las mujeres. Los quesos bajos en grasa, la leche desnatada y los yogures no deben faltar en el régimen para estar en forma.
Se debe utilizar la sal justa. Para evitar los platos sin sabor, se puede reemplazar la sal de cocina por otras especias. El ajo es un alimento que además de dar sabor a las recetas es muy sano para el organismo porque es un potente limpiador. Este ingrediente está a la cabeza de la lista de los alimentos con propiedades curativas que no deben faltar en un régimen.
Y para terminar, dejarse llevar por la intuición. Si un día os dejáis llevar por la tentación y os coméis una repostería muy calórica, no conviene tampoco dramatizar. Otra cosa es que esto ocurra con frecuencia, entonces puede significar que vuestro régimen está mal adaptado y que necesitéis algún nutriente que no estáis ingiriendo.